Faith llegó al mundo sin las patas delanteras y no tardó en ser rechazada
por su propia madre. Sus dueños también pensaron en que lo mejor que se podía
hacer con la pequeña era sacrificarla, pero por suerte para ella, apareció Jude
Stringfellow, una amiga de la familia que se compadeció de la perrita y se hizo
cargo de ella.
Con mucha paciencia y trabajo, la señora
Stringfellow, que fue la que le puso un nombre tan acertado como Faith (Fé), a
la perra, consiguió en un principio que se mantuviese sentada, más tarde que
hiciese pequeños recorridos dando saltos y al final, que caminase sobre dos
patas con la misma destreza con la que caminamos nosotros.
Ahora Faith es una perra famosa que ha salido en numerosos
programas de televisión y en muchos artículos de prensa e incluso su dueña escribió
un libro contando la historia de la perra titulado “With a little faith”. Y es
que los perros no entienden de autocompasión ni de malas suertes y lucharán
siempre hasta la extenuación. Tan solo, en casos como los de Faith, necesitan
una mano amiga que les de ese pequeño empujón hacia sus primeros pasos.

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